:Magical Dream: La Brujita sin Gato

-De…jame… -el dolor era insoportable. Mis heridas eran profundas y mortales, era un milagro que siguiera viva-

-solo regresa…

Pude divisar algo moviéndose enfrente mio. Una sombra. Ella se acercó hacia a mi. Seguía sin poder ver nada, ni su rostro o facciones. Pero algo brillo, me estremecí, un brillo metálico y asesino, el brillo de una espada.

La extraña sombra alzó la espada, justo encima de mi cuerpo casi sin vida. Este era mi fin…

-¡Lina! –Abrí los ojos pesadamente- ¡Lina despierta de una vez! –me levante de golpe, golpeando algo fuertemente- ¡Hey ten cuidado!

-¿Kathy? –Regulaba mi respiración mientras la miraba- ¿es tu culpa sabes? Ninguna persona en su sano juicio entraría a la casa de algún solo para gritarle para que despierte.

-¡Acaso lo olvidas! Hoy Es día de clases, señorita

-Para eso tengo mi despertador –Volteo hacia el aparato y miro la hora, hago una mueca- son las 5:30 Kathy y nosotros entramos a las 8:00, acaso no crees que todavía es un poco temprano –mascullo molesta-

-Lo se, pero te desperté porque se miraba que tenias un sueño para nada bonito –Soltó con desgana, pero se podía ver la preocupación en su rostro- ¿una pesadilla?

-Si… -Tragué en seco, esa era una de las muchas pesadillas que he tenido desde hace dos años. Siempre se trataban de algo parecido, alguien pidiendo que regrese, yo lastimada y apunto de morir.

Sentí algo en mi cabello, era Kathy, acariciando mi cabeza, intentando consolarme. La alce a ver, estaba preocupada. Agarre su mano y mostré un rostro tranquilo.

-No te preocupes no fue nada…- Reaccione y la vi a los ojos- por cierto, ya me contestaste lo de porque me despertaste, pero ¡¿Porque rayos has entrado a mi casa?!

-¿Acaso no puede uno entrar a la casa de sus amigos solo por qué si?

-No, y mucho menos tan temprano- Me apresure a decir- Ya suéltalo ¿Que paso?

-Etto…- Toma una bocanada de aire- ¡Jack me regaño por haber roto su colección de espadas… entonces me enoje y discutimos, me dijo que si no apreciaba sus cosas, seria mejor que me fuera de la casa, y yo enojada accedí! –Soltó todo de un solo respiro, respiro hondo para poder continuar ya mas calmada-  Y pues… ya sabes….

-¿Kathy otra vez? –Suspiro- Te dire dos cosas, la primera, ¿Como es que lograste romper una colección de espadas? Y la segunda, no deberías ser asi con tu padre.

-Él no es mi padre –Hiso un puchero- Solo es el tonto esposo de mi madre.

-La cual hubiese querido que se llevasen bien – Me acomodo un mechón que caía en mi cara- ¿Y porque viniste justamente aquí?

-Pues eres la única que vive sola y me diste las llaves de tu casa hace ya dos años –Comenta entre afligida y sonriente.

-Y estoy comenzando a arrepentirme -Suspiro y miro la cara de “perrito triste” de Kathy- Bueno ya que me despertaste creo que será mejor que me arregle

-¿Eso significa que me dejas quedarme? –Pregunta emocionada.

-Claro, pero quiero que hoy en la tarde vayas a disculparte con tu padre –Ella se estremeció e hizo una mueca- Y yo te acompañare para asegurarme.

-Pe…pe…pero… -Le lance una mirada fulminante- …Vale…

La saque de mi habitación para vestirme. hoy me vestiría con lo mismo de todos los días: una blusa holgada y cómoda, unos vaqueros, unas botas largas y una chaqueta. Me mire al espejo, si, todo seguía igual. Mi rebelde pelo negro sujetado en una cola y mi piel blanca con pequeños golpes de los pequeños descuidos que tengo diario.

Salí de la habitación hacia la sala, mi casa no era muy grande, después de que consiguiera milagrosamente el dinero suficiente dando tutoriales a un niño rico, pude comprarme una pequeña casa en medio del Barrio Ealing cerca del “Walpole Park”.

Era simple y no muy linda que digamos. Era una casa básica, un nivel, 2 habitaciones, un baño, una sala, comedor, una cocina y un pequeño jardín.

Era mas de lo necesario para mi. Al no ver a Kathy en la sala supe inmediatamente en donde estaba: la cocina. Me dirigí hacia haya con paso veloz, yo soy responsable de mi comida, y ella era la enemiga para la economía.

Como lo supuse ella estaba ahí, comiendo lo que se suponía que seria la lasaña para el almuerzo de hoy.

-¡Katherine Willes! Quita tus manos sobre el parmesano –Ella dio un pequeño saltito al escucharme, rápidamente dejo la comida en la mesa y retrocedió unos cuantos pasos-

-Lina… -Rio nerviosa-  No me mates  -Junto sus manos y agacho la cabeza en forma de disculpas.

Lo se, es demasiado exagerada. Pero piensen en esto, el miedo es una gran arma a veces.

-No lo hare –Dije en tono neutral, a ella se le iluminaron los ojos- Pero… -Su rostro volvió al de aterrado de hace un momento- Me tendrás que invitar a mi almuerzo hoy ya que te has comido el mio.

-Supongo que esta bien… -Digo mientras hacia su característico puchero

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Después de que termináramos de desayunar y Kathy se terminara de arreglar salimos hacia el colegio. No pude evitar darme cuenta de que muchos nos miraban. Y yo sabía la razón.

Kathy.

Ella era el tipo de chica para cualquier hombre. Alta y esbelta, con cabello café claro que caía onduladamente hasta su cintura, ojos grandes y de un hermoso color miel, piel bronceada y rasgos marcados.

Vestía unos zapatos bajos, con una falda arriba de las rodillas color blanco, una blusa tallada al cuerpo de un rosado pálido y cubierta con una chaqueta de lona celeste.

No se extrañaba que muchos intentaran taparles el paso con tal de hablar con ella.

-¿No crees que es molesto que pasen tantos accidentes? La gente debería ser más cuidadosa –y tampoco me extrañaba que ella no se diera cuenta de que todos ellos lo hacían apropósito-

-supongo que en ese caso tendremos que apresurarnos a llegar a Piccadilly Line para que no terminemos llegando tarde –miraba mi reloj- sabes que la Srita. Janetth no nos perdonara si llegamos aunque sea 10 segundos tarde.

No mentía, la señorita Janetth era una mujer de 49 años. Remilgada, gruñona y escandalosa. Y de colmo, la encargada de la asistencia en el Royal School. La escuela de niños ricos y mimados. Obviamente también ofrecen becas muy buenas. Por lo que me partí la cabeza con tal de conseguir una y poder graduarme en tan conocido instituto.

-¡Hey Lina, apresúrate!- Kathy luchaba con un mar de gente que intentaba meterse al metro.

-¡Kathy cuidado! – Una mujer paso empujando a Kathy haciéndola entrar al metro. Algo que no seria tan malo, si el metro no se hubiera cerrado sin que yo estuviera adentro.

Pude ver a Kathy pegada a la ventana haciendo señales que, de lo poco que entendí, significaban que fuera al instituto y que ahí nos encontraríamos en el camino.

Después de eso, el metro salió de la estación.

No halle mas que salir y correr por las calles hasta la próxima estación, la cual quedaba aproximadamente a 3 calles de ahí.

-Bueno supongo que no tengo opción… -Agarre mis cosas y corrí hacia la siguiente estación

Corrí lo mas que pude, nunca había sido muy atlética. Por lo que pensé que para llegar a tiempo lo mejor seria tomar atajos entre callejones y caminos maltrechos. Mala idea.

Cuando ya me faltaba menos de una calle para la estación, pace por un callejón aun mas oscuro que los otros. No soy una persona miedosa, normalmente ignoro mi entorno. Por lo que n le di mayor importancia. Aun cuando mis instintos me rogaban que no fuera.

-mira Hector, al parecer conseguimos algo muy bueno hoy –Rio un hombre alto y delgaducho, con un aspecto terrible, el formo en su rostro una sonrisa lujuriosa-

-Parece que si es cierto que madrugar es bueno Edwin –Era otro de menor tamaña, tenia tatuado el cuello con esos tatuajes baratos y mal hechos que dicen cosas como “para mi mamacita” o por el estilo.

-¿Tu pequeña muñequita que haces aquí? ¿Acaso nunca te dijeron que era malo pasearse por los callejones de Londres? – Exclamo el mas alto revisando sus bolsillos-

-si pequeña, dinos –dijo el otro acercándose lentamente.

Pensé en salir corriendo, pensé en gritar por ayuda a todo pulmón, pero no pude, no me dieron la oportunidad. Cuando me precipite al dar un paso para atrás, ellos se abalanzaron contra mi.

-niña ya es muy tarde para corregir errores –rio estruendosamente, tenia un cuchillo contra mi garganta para inmovilizarme

-nos divertiremos un rato –sonrió con malicia y lujuria, estaba perdida.

-no…. –dije suave- no lo hagan… se los pido –dije intentando no mostrarme asustada.

-escuchaste Hector, la niña sabe hablar –reía mientras sostenía el cuchillo

-y tiene una bonita voz, espero escucharla muy bien – entrecerró los ojos imaginando cosas, que por su sonrisa, no eran nada buenas para mi.

Me mordí el labio, no quería parecer débil, mucho menos frente a esos tipos. Pero tenia que hacer algo, si no quería que esto terminara muy mal.

-mtch… a… ¡AYUDA! –grite a todo pulmón, los hombres parecieron molestarse por eso, pero al mismo tiempo se divertían.

-nadie te ayudara, niña mala, no se tiene que gritar

-este es un lugar muy vacío, seria milagro si alguien te escuchara –digo el pequeño triunfante

Pensé que seria mi fin, cerré los ojos con fuerza para no presenciar esa atrocidad.

En eso una ráfaga de viento helado paso sobre nosotros. Abrí los ojos, caían plumas , muchas plumas azules caían suavemente sobre nosotros. Después, todo se deformo. Todo el  panorama se volvió de colores. Era como uno de esos fondos hippies. Nos rodeo por completo.

Los hombres chillaron aterrorizados. El de la cuchilla paso rozando levemente mi cuello al intentar huir.

-Malditos cobardes –Una voz resonó alrededor –No crean que esto se paga fácilmente.

Voltee hacia todos lados, no podía ver nada. Alcé la vista hacia los que escapaban. Solo pude ver como es que caían en el suelo como que si no tuvieran vida.

Después de un pestañeo después de la escena, todo estaba normal. El callejón, el cielo, las paredes, todo.

A excepción de dos cosas, que ya no estaba aprisionada por los tipos. Y que ellos estaban tirados enfrente, inertes, sin vida.

Sal corriendo de ahí, no quería ver nada, quería olvidar eso. Era una escena parecida a la de sus sueños. Tenía miedo.